El cerebro te delata. ¡Culpable!
Aunque de momento no hemos llegado tan lejos en Europa, en Estado Unidos ya no es cosa de ciencia-ficción. Las resonancias magnéticas pueden revelar que áreas del cerebro se activan cuando mentimos y cuando decimos la verdad. Un juez puede decidir, a partir de esas imágenes del cerebro, la inocencia o culpabilidad de un reo. Responder a cuestiones sobre el funcionamiento de nuestro sistema nervioso central o cuáles son las razonas por las que desarrollamos enfermedades mentales, han sido algunos de los retos que ha afrontado en Bilbao, Javier Meana, Doctor en Medicina y Catedrático de Farmacología en la UPV/EHU, en su charla titulada ‘A la conquista del cerebro’. Para lograr esa conquista, ha adelantado que es necesaria iniciativa política, tiempo, tecnología, personal cualificado, entusiasmo y dinero.
Precisamente el peculio ha sido objeto de la primera parte de la charla. La preocupación de los estados europeos y norteamericanos por las enfermedades mentales tiene una clara base económica. Según los datos aportados por el profesor Meana, el gasto causado por distintas enfermedades mentales en Europa fue de 829€ por habitante en 2004, siendo la principal causa de estas dolencias los desordenes afectivos.
El conferenciante profundizó a continuación en las distintas técnicas de que se están sirviendo los investigadores para avanzar en el conocimiento del cerebro. Entre ellas las llamadas técnicas de neuroimagen, conocidas popularmente como TAC o resonancia.
Nuevas técnicas
Los científicos ha podido ver, gracias a estas tecnologías, cómo actúan sustancias psicoactivas como el LSD en dosis tan bajas como 100 microgramos. Una décima parte de un miligramo causa efectos visibles en el cerebro. Los investigadores conocen ahora a que zonas se dirigen estas sustancias y qué áreas estimulan.
Las resonancias magnéticas nucleares (RMN), una foto de cualquiera de nuestras partes del cuerpo, pueden decirnos en el caso del cerebro, dónde se han producido alteraciones a medida que envejecemos. Curiosamente, la corteza cerebral, a la que Meana ha calificado como “la parte más humana”, es la que más sufre la degradación del paso del tiempo.
Una evolución de esta misma técnica, la RMN funcional, ha posibilitado conocer qué áreas del cerebro se activan cuando se pide a un sujeto que haga sumas o que piense en una situación triste. Las diferencias de consumo de oxígeno en las distintas regiones del cerebro es la pista que siguen los expertos para hallar las zonas más agitadas.
Entre las nuevas tecnologías que se están aplicando en el estudio de nuestro cerebro está la conocida como Diffusion Tensor Imaging (DTI), que ofrece mapas del llamado conectoma humano. Una representación de las conexiones de nuestras neuronas.
Estrés y neuronas
Las neuronas crecen hacia los lugares del cerebro donde se producen los llamados factores neurotróficos. “Los factores neurotróficos son como la luz para las plantas”. Los científicos han comprobado que el estrés es una de las causas de que los factores neurotróficos dejen de producirse. Según Meana, si se detiene la constante fabricación de neuronas, se pueden medir los síntomas externos. “El estrés es, por lo tanto, uno de los factores principales en el desencadenamiento de depresiones, ansiedad…etc.”. Una buena forma de darse cuenta de los efectos del estrés es que “cuando estamos estresados, tenemos más dificultades para recordar”.
La charla terminó con una mención de las nuevas disciplinas que están surgiendo de la fusión de las tecnologías del estudio del cerebro y otras disciplinas científicas, como la neuroeconomía o la neuroética.
Meana finalizó con una mención de los factores que consideró necesarios para poder terminar con la conquista total del cerebro: iniciativa política, tiempo, tecnología, personal cualificado, entusiasmo y dinero.
Ojalá la sociedad avanzara a un ritmo que permitiera incluir este tipo de progresos en el día a día. Pero atendiendo particularmente al estado de la justicia aquí, mejor corramos un tupido velo. Quizá algún día.
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