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Historia de la ciencia. El pasado visto con ojo crítico

26 noviembre, 2013

emma_sallent La semiótica nos dice que desconocemos que pasará en el futuro porque el pasado -en contra de lo que se pueda pensar- no está cerrado. Un buen ejemplo de ello lo constituye Plutón. Quienes fuimos el colegio en los 80, aprendimos que era el noveno planeta del sistema solar. Una revisión de esa idea, fundada en nuevos datos, en 2006, llevó a la Unión Astronómica Internacional a cambiar el pasado, para proponer un nuevo futuro que aún sigue sin estar cerrado del todo.

Emma Sallent del Colombo, doctora en Historia de la Ciencia, ofreció la pasada semana una conferencia en el marco del ciclo “Ellas Hacen Ciencia”, en la que propuso revisar algunas de las ideas que hemos ido adquiriendo con respecto a la participación de las mujeres en los descubrimientos científicos y el progreso de la humanidad. Algunas de esas ideas, machistas y retrógradas, que han sido consignadas por los escritores de la historia, generalmente hombres, siguen estando en boca de muchas personas, desde historiadores a divulgadores. 

En ocasiones tendemos a pensar que revisar el pasado puede ocultar intenciones aviesas por parte de quienes lo proponen y preferimos a dejar las cosas como están, por comodidad, o para no dar pie a que los inmovilistas acaben acusando de revisionistas a quienes quieren echar una mirada atrás para descubrir nuevas formas de interpretar nuestra historia, que es como decir, nuevas maneras de mirar al presente, y al futuro.

Emma Sallent del Colombo, que también es Presidenta de la Sociedad Catalana de Historia de la Ciencia y de la Técnica, tiene otras intenciones: “Me gustaría rescatar estas historias de mujeres, para hacer una historia más rica, más completa, mejor. Construir entre todos un panorama más global, más completo y más justo”, asegura. Y eso que ejemplos que darían pie a pensar en la necesidad de hacer borrón y cuenta nueva no faltan.

El primero lo ofreció Marta Macho, profesora de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU , quien leyó un claro texto de Eduardo Galeano en su obra “Espejos. Una Historia Casi Universal”

Aprendió a leer leyendo números. Jugar con números era lo que más la divertía. En las noches soñaba con Arquímedes. El padre prohibía. No son cosas de mujeres decía (…) Por su cuenta, solita, estudió, investigó, inventó. Enviaba sus trabajos por correo al profesor Lagrange. Sophie firmaba Monsieur Antoine-Auguste Le Blanc y así evitaba que el eximio maestro contestara -“No son cosas de mujeres”. Llevaban 10 años carteándose de matemático a matemático, cuando el profesor supo que él, era ella. A partir de entonces Sophie fue la única mujer aceptada en el masculino Olimpo de la ciencia europea (…) revolucionó el estudio de las superficies elásticas. Un siglo después, sus aportaciones contribuyeron a hacer posible entre otras cosas la Torre Eiffel. La Torre lleva grabados los nombres de varios científicos. Sophie no está. En su certificado de defunción en 1831 figuró como rentista no como científica. –No son cosas de mujeres- dijo el funcionario”.

Como en el caso de Sophie Germain, Sallent del Colombo, fue desgranando algunos ejemplos, los más llamativos de los que ha estudiado, generalmente de origen italiano, de personas que hacen, o han hecho, historia de la ciencia, partiendo de ideas que no tienen nada de científico.

emma_sallent_2Así por ejemplo, habló de Gino Loria, historiador en matemáticas, que en una conferencia en 1901 escribió sobre las mujeres que “se diría que la mujer en los estudios más arduos, no deja nunca de ser escolar. Tal vez la larva pueda llegar al estado de crisálida, pero le están vetados los vuelos de la mariposa. En consecuencia, mientras por índole, principios o convicción, soy en general propenso a abrir las puertas del santuario de las ciencias exactas a cualquiera que quiera atravesar el umbral, con pesadumbre, estoy obligado a ser bastante reservado al animar a acceder a él, a quien la sabia naturaleza parece llamar a otros destinos”.

Abundando en esta idea, Loria, que escribe sobre las contribuciones a las matemáticas de los científicos, (y por tanto de las mujeres matemáticas), asegura estar de acuerdo con Paul Julius Möbius, neurólogo y psiquiatra, quien afirmaba que las mujeres matemáticas van en contra de la naturaleza y su genialidad es producto de una mutación aberrante. “Las mujeres doctas y las artistas son producto de degeneración, solo por una desviación de la especie o por desviaciones patológicas puede la mujer  adquirir cualidades distintas de las que la hacen amante y madre. Es de esperar por tanto que en las mujeres de ingenio existan también otras desviaciones”.

Otro ejemplo de contaminación respecto a la mujer en la ciencia lo encontramos en Paolo Mantegazza, un divulgador, médico y antropólogo italiano, que sostenía que “la opresión a la que han sido sometidas hasta ahora, no es suficiente para explicar inferioridad de las mujeres, que han sido y serán siempre menos inteligentes que los hombres”.

0_Barbara McClintock, Hernietta Swan Leavitt, Sofia Kovalevski Y Maria Matilda Ogilvie

 Fuentes

Como para el periodismo, para la historia de la ciencia, las fuentes son fundamentales. “No nos podemos inventar la historia. Tenemos que escribir la historia a partir de las fuentes que tenemos, diarios, libros…Esa es una de las mayores dificultades que tenemos, porque en algunos casos, como el de Mileva Maric, han quedado cartas de Einstein a Mileva, y aunque Einstein habla de “nuestro trabajo”, para algunos historiadores no es suficiente como para afirmar que Mileva tuviera una contribución relevante en la teoría de la Relatividad”.

En otros casos, los historiadores de la ciencia se ven obligados a recurrir a pinturas, o a estudiar la literatura de la época, que refleja el ambiente y el contexto de determinadas reflexiones en un momento histórico, o  incluso planos de edificios, donde descubren por ejemplo si había baños de hombres y de mujeres, porque “con pequeñas cosas, se puede reconstruir la presencia femenina en un determinado espacio. Pequeñas pistas de información nos facilitan completar el trabajo».

A modo de ejemplo, y casi de juego para el lector, dos cuadros sobre los que podemos preguntarnos quien es el personaje principal y quien o quienes los secundarios, hacia donde miran los personajes, donde confluyen esas miradas, en que posturas aparecen, que relación guarda su actitud con el pintor, y sobre todo, como nos ayuda todo esto a reinterpretar la primera impresión que recibimos de una mirada ligera a la pintura. Es decir, en términos de semiótica, qué hay detrás de lo aparente.

Retrato de Monsieur y Madame de Lavoisier.Jacques Louis David. Credit:http://internationalportraitgallery.blogspot.com.es/

Retrato de Monsieur y Madame de Lavoisier.Jacques Louis David. Credit:http://internationalportraitgallery.blogspot.com.es/

pietro longhi - la lezione di geografia_2

Pietro Longhi: Lezione di geografia. Credit: http://www.frammentiarte.it/

Por si algún lector, o lectora, pudiera argumentar que todas las citas corresponden a personas, que como muy tarde, vivieron a principios del siglo XX, recomendamos la lectura de otro post que cuenta la apasionante historia de las Mercury 13. Un grupo de mujeres que en 1961, tras pasar las mismas pruebas que los hombres, quiso convertirse en astronauta, y las trabas que el gobierno norteamericano les puso para evitarlo. Su historia puede leerse en este post titulado LAS MUJERES QUE RECHAZÓ LA NASA.

El ciclo Mujeres en la Ciencia, está organizado por Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco y el Ayuntamiento de Bilbao, y se desarrolla en la Biblioteca de Bidebarrieta, los jueves a las 19:30 horas hasta el próximo 28 de noviembre.

 

2 comentarios
  1. Maubert Ávila permalink

    Muy interesante artículo, que pone muchas cosas en su justo lugar. Sólo una acotación: el pasado está fatalmente cerrado a cal y canto; podrá grabarse ahora el nombre de Sophie Germain en la Torre Eiffel, pero ya no será suficientemente reconocida y promovida en su propio tiempo. Lo único que sigue siempre abierto -de uno u otro modo, en una u otra medida- es el carácter y los alcances de nuestro conocimiento sobre el pasado. En consecuencia directa, también por esta causa permanecerá abierto el futuro, según qué uso podamos hacer del conocimiento revisitado y sucesivamente revisado del pasado.

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