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Nuevas posibilidades de vida en Marte.16 meses curioseando en el planeta rojo
El descubrimiento a 600 metros de profundidad de microorganismos vivos, en la faja pirítica ibérica, que no necesitan de oxígeno, ni de la luz del sol para sobrevivir, y que bajo esa capa de mineral de hierro estarían protegidos, en planetas o lunas con campo magnético reducido, de las dañinas radiaciones de una estrella, abre nuevas vías en la búsqueda de vida en otros planetas.
Uno de los lugares con más posibilidades de hallar esa vida es la sub-superficie de Marte, sin duda el astro más explorado después de la propia Tierra. Curiosity lleva casi año y medio terrestre calibrando sus instrumentos para estudiar, dentro de 6 meses la base del monte Sharp, una montaña formada por la acumulación de sedimentos, objetivo principal de su misión.
La biología, en concreto el llamado mundo de los extremófilos, organismos que son capaces no sólo de subsistir, sino de formar colonias en lugares donde hasta ahora la vida se creía imposible, ha abierto nuevos caminos en la exploración de otros mundos…Ricardo Amils, catedrático de microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, lidera un proyecto europeo que ha localizado microorganismos vivos a más de 600 metros de profundidad en Rio Tinto, probablemente el lugar de la Tierra más parecido a Marte.
“Hace unos años averiguamos que las condiciones ácidas del planeta Tierra, que se creían resultado de la oxidación de los metales por el oxígeno atmosférico, se deben en realidad a oxidación biológica, a microorganismos a los que les gusta comer pirita y evacuar ácido sulfúrico”. Estas formas de vida microscópicas son el objeto de estudio de la geomicrobiología.

Ricardo Amils. Catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid.
Credit: Izaskun Lekuona
Ricardo Amils advierte de que tan importante es entender que microorganismos viven en esas condiciones, como la cantidad en la que están presentes, ya que un ambiente se considera extremo cuando tiene poca diversidad. “En Rio Tinto, sin embargo, tenemos una paradoja ecológica. Hay muy poca variedad de procariotas (los organismos más sencillos), pero la gran sorpresa es que eso no ocurre con los eucariotas. Hay una gran diversidad de géneros, de especies, de propiedades… No sabemos cómo esos sistemas eucarióticos, que son muchos más complejos a nivel estructural, pueden desarrollarse en un ambiente extremo de ese tipo”.
Seres extraños
El 90-95% del metano terrestre se debe a la actividad biológica, sin embargo, en Marte no sólo deberíamos buscar emisiones o concentraciones de este gas como indicador de posibilidades de vida. En Rio Tinto se han encontrado microorganismos que a partir de hidrógeno y anhídrido carbónico, en lugar de producir metano, expulsan ácido acético. Otros usan sulfato para respirar anaerobiamente utilizando hidrógeno, otros producen pirita…y ninguna de estas reacciones depende de lo que ocurre en la superficie. Ricardo Amils afirma que “son reacciones que se desarrollan en el lado oscuro, en la biosfera profunda, de la que no sabemos casi nada, y que intentamos estudiar para saber el tipo de vida que hay y como funcionan esos ecosistemas tan distintos a los que estudiamos habitualmente en biología.
Amils asegura que ese sería el tipo de vida que esperaríamos encontrar en las rocas del planeta rojo. “Ahora sólo queda diseñar las tecnologías y las metodologías necesarias para que cuando nos dejen perforar en Marte podamos encontrar vida”.
El cráter Gale y monte Sharp
Curiosity ha pasado casi todo el tiempo desde que llegó a Marte, entre el 5 y el 6 de agosto de 2012, probando y calibrado sus instrumentos y cámaras. Sus perforaciones apenas han alcanzado los 5 centímetros de profundidad, pero sólo con ese espesor ya se aprecian diferencias entre la zona más superficial y la más profunda. Apenas unos centímetros bajo la superficie, la roca podría ser suficiente para defenderse de la radiación ultravioleta del Sol. Además, en Marte hay un gradiente de temperatura. Conforme se baja en el subsuelo, la temperatura aumenta, lo que hace posible que haya agua líquida en algún punto bajo la superficie.
La existencia de agua en el pasado ha sido una de las características que los científicos han buscado en el destino de Curiosity, el cráter Gale. Un círculo de 150 kilómetros de diámetro donde se ha detectado la antigua presencia de agua, como explica Javier Gómez-Elvira, director del Centro de Astrobiología CAB y principal investigador de REMS, uno de los instrumentos que va a bordo de Curiosity: “Dentro de ese cráter se encuentra el monte Sharp, una montaña de 5 kilómetros de altura, donde se han detectando gran cantidad de sedimentos. Los sedimentos son la forma de leer la historia del planeta. El objetivo es llegar al monte Sharp para estudiarlo en detalle… Tenemos la hipótesis de que Sharp es un monte generado por la acumulación de sedimentos debido al agua y el viento. Esos cinco kilómetros son restos de sedimentos”.
A pesar de que un sistema de navegación innovador permitió a Curiosity, precisar como nunca antes la zona de aterrizaje y reducir la distancia con su objetivo, en los próximos meses tendrá de rodar cerca de 8 kilómetros hasta llegar a la base del monte Sharp. ”Tardará aproximadamente 6 meses, porque se mueve 40 metros al día de media, aunque en ocasiones ha llegado a recorrer 100 metros/día”.
Será entonces cuando empiece su tarea principal, detectar condiciones para la vida en el pasado del planeta y cuando comencemos a recibir datos que permitan responder si el paleoclima de Marte estuvo marcado por el agua abundante recorriendo su superficie y si ocurrió durante episodios breves o largos periodos. En definitiva, cuando podamos contestar si hubo posibilidades de vida en Marte.
Toda esta información ampliada en dos entrevistas con los protagonistas estará disponible próximamente en nuestro podcast.

De izquierda a derecha: Agustín Sánchez-Lavega, director del Aula Espazio de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao, Ricardo Amils y Javier Gómez-Elvira. Credit: Izaskun Lekuona.
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