La biodiversidad no es (sólo) cuestión de especies
Solemos relacionar el número de especies que habitan en un ambiente con la palabra biodiversidad, pero nuevos enfoques, que incluyen conceptos como la abundancia y la funcionalidad de las especies, contribuyen a cambiar la forma de entender la variedad biológica de los ecosistemas marinos.
El estudio de la biodiversidad está en alza en las publicaciones científicas. Desde que se definió este concepto en 1985-86, la biodiversidad no ha parado de crecer. Según Mikel Becerro, ecólogo, que investiga como científico titular en el CSIC, en la actualidad se publican unos 7.000 artículos al año que contienen esa palabra. La misma tendencia se observa también en los medios de comunicación de masas. Por ejemplo, el New York Times, publicó sólo en 2012, cerca de 150 noticias que incluían esa palabra.
En medio ambientes extremos, como Rio Tinto, del que los científicos dicen que es lo más parecido a Marte que tenemos en la Tierra, tan importante es entender qué microorganismos viven en las intensas condiciones de acidez del subsuelo, como la cantidad en la que están presentes, ya que un ambiente se considera extremo cuando tiene poca diversidad.
Al igual que Ricardo Amils, catedrático de microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, que lidera un proyecto europeo que ha localizado microorganismos vivos a más de 600 metros bajo el suelo de Rio Tinto, las profundidades, pero esta vez marinas, son el objeto de estudio de Mikel Becerro, que investiga la diversidad biológica, genética y química de las comunidades bentónicas, es decir, los animales que viven pegados a los fondos marinos.
En una conferencia, dentro del ciclo Océano y salud, titulada “La biodiversidad marina desde la perspectiva del siglo XXI”, Becerro abordó la biodiversidad desde la perspectiva de la funcionalidad de las especies en los ecosistemas, en lugar de centrarse, sólo, en su presencia.
A pesar de las imágenes paradisiacas que se nos vienen a la cabeza cuando hablamos de biodiversidad marina, los datos que aportó el conferenciante al principio de su charla, muestran también la otra cara de la biodiversidad. La de la acelerada pérdida de especies que se ha hecho más significativa en los últimos años.
Becerro recordó que uno de cada ocho pájaros, uno de cada cuatro mamíferos, una de la cada cuatro coníferas, el 33% de los anfibios y seis de las siete tortugas marinas existentes, están en peligro de extinción o seriamente amenazados. Además, ¾ partes de la diversidad genética en agricultura se ha perdido ya y el 75% de las pesquerías están sobreexplotadas o colapsadas. Hasta el 70% de las especies que conocemos hoy día podrían desaparecer, si la temperatura global del planeta aumenta tres grados y medio.
La conclusión de cifras tan demoledoras no puede ser diferente de la que expresó el propio conferenciante: “Desde un punto de vista estrictamente egoísta, nuestras vidas están ligadas a la biodiversidad y dependemos de ella. Alterando la biodiversidad que conocemos, alteramos el mundo que conocemos, cambiándolo a un mundo que no nos va tan bien. Tenemos que empezar a actuar”.
A tal punto está llegando la degradación del planeta que, según Becerro, la tasa de pérdida actual equivale a la de las extinciones masivas del pasado de la Tierra.
Biodiversidad
Entender la biodiversidad como la variedad de la vida, es una definición, hoy día, excesivamente simple. No sólo se trata de cuantificar esa variedad, sino de tener en cuenta otros factores que influyen de manera decisiva en nuestra comprensión de este concepto. Características como el número de individuos, la composición de una comunidad, el decir, qué porcentaje representa una especie concreta dentro de un ecosistema, la distribución de la especie en el espacio y el tiempo, la diversidad genética, de ecosistemas y de funciones, se suman al número de especies, para lograr un panorama completo del concepto de diversidad.
Un patrón conocido de la biodiversidad dice que esta es mayor cuanto más cerca del ecuador. El científico, que es también el responsable en España de Reef Life Survey (RLS), un programa a gran escala de observación de los fondos marinos cercanos a la costa, que se nutre en buena medida de voluntarios, sostiene algo distinto.
El doctor Becerro, junto con un equipo de colaboradores científicos internacionales publicó el año pasado en la prestigiosa revista científica Nature, un estudio que aporta luces sobre la distribución de la biodiversidad de peces marinos a nivel global, así como los factores que determinan este distribución.
Tras tener en cuenta otras variables como el tamaño de las especies, sus nichos tróficos, la conducta (si es gregario o no), o el hábitat, junto con la abundancia de especies y el número de sus miembros, se ha podido calcular la llamada diversidad funcional. El gran descubrimiento ha sido que la mayor diversidad funcional, se localiza en muchos puntos fuera de los mares tropicales donde se concentra el mayor número de especies. Además, la biodiversidad funcional, no está condicionada tanto por la temperatura, (como la biodiversidad de especies), sino por la “cantidad de luz fotosintéticamente activa, entre otros factores”.
De nuevo, la necesidad de proteger los mares se topa con la realidad. Tan sólo el 1% del mar está protegido, una superficie como la del Mediterráneo, y los datos de nuevo no son halagüeños. Becerro afirmó que “el 60% de las reservas marinas son de papel, ficticias”, resultados que será inminentemente publicados en Nature.
Como en el caso de la biodiversidad, las reservas marinas también tienen dos caras. La positiva, es que donde se hacen bien, se ha demostrado que funcionan hasta el punto de que la biomasa de peces grandes, mayores de 25 centímetros, es un 200% superior en las reservas que en las zonas pescadas, la de mero llega a ser un 882% superior y la de tiburones un 1990% mayor que en las pesquerías.
Para conseguir que sean eficaces, las reservas marinas deben cumplir una serie de características. El estudio realizado por el doctor Becerro y sus colaboradores podría abrir las puertas a la mejora de estos instrumentos dirigidos a salvaguardar nuestros océanos.
Más información: www.thebiteslab.com
El ciclo de conferencias “Océano y salud, ¿Qué es esto?”, está coorganizado por la Estación Marina de Plentzia (PIE) y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
- Este post participa en la XXVIII Edición del Carnaval de Biología cuyo blog anfitrión es Vida y Estrellas (Divulgación Científica).