Así será la instrumentación astronómica del futuro
El Square Kilometre Array, más conocido como SKA, será el mayor radiotelescopio del mundo. Junto con el telescopio espacial James Webb (JWST) promete revolucionar nuestro conocimiento del universo. Según Pierre Ferruit, el científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) al frente del James Webb “la sensibilidad del JWST, en comparación con los telescopios actuales, será tan elevada que seguro que descubrimos cosas que ni nos esperamos”.
La decimosegunda Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía (SEA) en Bilbao está sirviendo para presentar en sociedad los avances en dos de las infraestructuras de investigación astronómica más avanzadas y prometedoras del momento: el SKA y el JWST.
El mayor radiotelescopio del mundo
El SKA no sólo será la mayor estructura científica creada sobre la Tierra, sino el radiotelescopio más grande y más sensible del mundo.
Empezará a construirse en 2018 y, cuando esté finalizado, hacia el final de la década del 2020, constará de un conjunto de cientos de miles de antenas que se instalarán en Sudáfrica y Australia.
Según el profesor Philip Diamond, Director General de la Organización SKA que lidera el proyecto “SKA supone un enorme reto tecnológico que abrirá las puertas a nuevos descubrimientos científicos”.
Entre los campos de investigación de esta infraestructura científica destacan el estudio de las primeras etapas del universo, la formación de las primeras estrellas, la física de los púlsares y de las ondas gravitacionales, la naturaleza de la materia y energía oscuras, e incluso la búsqueda de vida en otros planetas a través de trazas moleculares y de potenciales inteligencias extraterrestres a través de señales de radio.
El heredero del Hubble
El James Webb Space Telescope (JWST) es un proyecto conjunto de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA), la Agencia Espacial Europea (ESA) y la de Canadá (CSA) y ya ha sido designado como el telescopio espacial sucesor del Hubble, aunque no verá el espacio como su hermano mayor.
Tendrá un espejo primario de 6,5 metros de diámetro y, de nuevo, será el telescopio espacial más grande de la historia, pero su principal diferencia con su antecesor es que no trabajará en el espectro de luz visible, sino en el infrarrojo. Según Noemí Pinilla, investigadora asociada en Ciencias Planetarias en el Florida Space Institute “el James Webb nos va a abrir el cerebro a otro tipo de compuestos que no podía ver el Hubble. Cosas invisibles para el Hubble van a ser visibles para el James Webb”.
Su lanzamiento está previsto para finales de 2018 y, aunque el proyecto está liderado por la NASA, Europa juega también un papel destacado en la misión que será lanzada al espacio con un cohete Ariane V.
Diversos institutos de investigación y empresas europeas han desarrollado algunos de los instrumentos a bordo y los científicos europeos tendrán asegurado un 15% del tiempo de observación del JWST una vez esté operativo.
Su gran tamaño y su excelente visión en el infrarrojo permitirán al telescopio estudiar la formación de las primeras galaxias, cuando el Universo era aún joven, de apenas unos pocos cientos de millones de años o las atmósferas de exoplanetas en busca de moléculas clave para la vida, como el agua, el metano y el dióxido de carbono. “Lo más emocionante es que la sensibilidad del JWST, en comparación con los telescopios actuales, será tan elevada que seguro que descubrimos cosas que ni nos esperamos”, ha afirmado Pierre Ferruit, científico jefe de la ESA en el proyecto James Webb.
Reblogueó esto en Prefiero morir de pie, que vivir siempre de rodillas.
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