Juno y Rosetta: Más cerca de desvelar algunos misterios del Sistema Solar
No hay nada como tocar para entender. Esta filosofía, que está detrás de muchos museos de la ciencia en los que se pueden leer carteles que dicen: “¡Por favor, toque!”, es la que seguramente ha inspirado a cientos de investigadores del Sistema Solar.
Acostumbrados como estamos a que nos hablen de lejanas explosiones de rayos gamma, supernovas o de inmensos agujeros negros supermasivos en el centro de las galaxias, todo parece adquirir una nueva dimensión, cuando la novedad es un simple trozo de piedra que lleva millones de años vagando por el cosmos. La dimensión de lo cercano.
Los objetos más próximos a la tierra no sólo nos parecen interesantes por razones científicas sino que despiertan en cada cual el recuerdo, más o menos lejano, de los tiempos en los que cada uno de nosotros empezó a mirar al Cosmos con curiosidad.
Empezamos por aprendernos los nombres de los planetas, en orden, por supuesto, e inmediatamente, aunque todos aquellos lugares eran exóticos y atrayentes escenarios sobre los que imaginar aventuras espaciales, casi inconscientemente, fuimos eligiendo a nuestro favorito. Seguramente cada uno tenga el suyo, pero nunca se olvida la primera vez que se ve Saturno con un pequeño telescopio.
Luego el catálogo individual se va ampliando: los principales satélites de cada planeta, las características más llamativas de sus superficies, los cometas, los asteroides, las estrellas, las galaxias… y con cada pasada de página de un atlas, nuevas maravillas, nuevas preguntas, y una certeza. Casi podemos tocar los objetos más cercanos.
Rosetta
Esta jornada de jueves en la XII Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía, que se está celebrando esta semana en Bilbao, se está dedicando a las misiones espaciales presentes y futuras que pretenden aumentar nuestro conocimientos sobre algunos de esos objetos cercanos como planetas, cometas y asteroides, con especial atención a Rosetta, la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) que por primera vez ha conseguido orbitar un cometa durante dos años y posarse en su superficie.
Rosetta llegó al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko en agosto de 2014 y hasta el próximo 30 de septiembre proporcionará información privilegiada a los astrónomos. “Nunca antes se había orbitado un cometa durante más de dos años, ni se había conseguido posar ningún instrumento sobre su superficie como lo hizo el módulo de aterrizaje Philae” comenta Luisa Lara, del Instituto de Astrofísica de Andalucía y una de las investigadoras del equipo científico internacional de OSIRIS, el sistema de cámaras a bordo de Rosetta.
La lista de descubrimientos de Rosetta y sus implicaciones en el conocimiento de la formación y evolución del Sistema Solar es impresionante. Según Lara, “Rosetta ha podido determinar la abundancia de deuterio en las moléculas de agua presentes en el cometa, que ha resultado ser tres veces superior a la cantidad de deuterio en los océanos terrestres. Esto prácticamente descarta que los cometas que se formaron como el 67P sean los progenitores de nuestra agua”.
Otro de los sorprendentes descubrimientos de Rosetta tiene que ver con el oxígeno. “En relación a la composición, el resultado más sorprendente es la detección de oxígeno molecular. Encontrar esa molécula ha sido del todo inesperado pues su alta reactividad hace que desaparezca rápidamente. La cantidad de oxígeno detectada en el 67P nos diría que nuestro Sistema Solar se debió formar en una nube interestelar inusualmente caliente”.
Los científicos están proponiendo otras teorías alternativas a la presencia del oxígeno en el 67P, que a su vez les están llevando a reformular el modelo de creación y evolución del Sistema Solar, aunque como insiste Luisa Lara, esto es “solo una pincelada” de lo que los científicos esperan obtener a partir de los datos de Rosetta.
JUNO
Juno, la misión de la NASA que llegó a la órbita de Júpiter el pasado 5 de julio tras casi cinco años de trayecto, ha protagonizado otra de las sesiones de esta cuarta jornada de la XII Reunión Científica de la SEA, con una conferencia a cargo de Glenn Orton, investigador del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA y coordinador de las observaciones de apoyo desde Tierra a Juno.
Orton conoce muy bien el entorno de Júpiter porque ha participado en todas las misiones principales de NASA a Júpiter desde 1973 y es especialista en los estudios de las atmósferas de los planetas gigantes (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) en longitudes de onda del infrarrojo.
La parte más interesante de la misión llegará con el comienzo de la fase científica, a partir de octubre. Juno ofrecerá, por primera vez, una perspectiva de los desconocidos polos de Júpiter, pero además, según Orton “la ciencia principal de la misión prevé desvelar algunos de los principales de misterios de Júpiter, como su estructura interna y la presencia o ausencia de un núcleo en su interior”.
El Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU
Precisamente, el Grupo de Ciencias Planetarias (GCP) de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV / EHU), con sede en Bilbao y esencialmente Comité Local de la Reunión Científica, adquiere en la jornada de hoy una especial importancia, no sólo en lo que se refiere a la parte organizativa de este evento, sino también en la científica, ya que participa en algunas de las futuras misiones de exploración de Marte y Júpiter.
El Grupo de Ciencias Planetarias, liderado por Agustín Sánchez-Lavega, es el único equipo español que participa en la misión de apoyo a Juno, en concreto, en las observaciones telescópicas desde Tierra. “Nuestra misión ha sido estudiar el estado atmosférico del planeta, que incluye formaciones nubosas y vientos, previa a la llegada de la nave a Júpiter”, ha indicado el también presidente del Comité Organizador de esta reunión científica.
“Para este cometido empleamos el instrumento PlanetCam-UPV/EHU acoplado al telescopio de 2.2m de diámetro del Observatorio de Calar Alto. Es una cámara que permite tomar imágenes de alta resolución espacial en los rangos espectrales visible e infrarrojo cercano. También hemos utilizado un instrumento semejante en Calar Alto, AstraLux, y contamos con el apoyo con telescopios pertenecientes a nuestro Grupo y al Aula EspaZio de la Escuela de Ingeniería de Bilbao”.
Además de en Juno, el Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU participa también en las misiones ExoMars18, de la Agencia Espacial Europea (ESA), y Mars2020, de la NASA. Ambas pretenden hacer llegar a la superficie de Marte sendos «rover» o vehículos autónomos, a finales de esta década.
El GCP también está presente en la misión JUICE de la ESA, que partirá rumbo a Júpiter y sus satélites en el año 2022. «En Marte participamos en instrumentos liderados desde el CAB y destinados a estudiar el polvo que se acumula en la atmósfera y en los instrumentos que estudiarán la meteorología local, mientras que en Júpiter participamos de dos instrumentos (MAJIS y JANUS,) que desde la órbita, tomarán imágenes en el rango visible y en el infrarrojo próximo del sistema de Júpiter«, ha afirmado Sánchez Lavega.